jueves, 3 de febrero de 2022

Violencia vicaria y complicidad de autoridades denuncia maestra de yoga en Sonora

Silvia Núñez Esquer | Hermosillo, Sonora | 3 de febrero del 2022

Hoy se llevaría a cabo la “audiencia de escucha de los menores” en el proceso de divorcio de Isadora Palacios y su esposo Francisco.

En su lugar solo hubo ausencia de su hija e hijo de cinco y tres años de edad, y la notificación de que su cónyuge se amparó contra toda acción de cualquier juez en contra de la acción ilegal de sustracción de menores, que éste cometió en diciembre pasado.

Isadora Palacios. Foto: Silvia Núñez Esquer

Desde el 24 de diciembre Isadora, maestra de yoga, tiktokera e influencer no ve el rostro de sus pequeños, no escucha sus voces junto a ella, ni puede abrazarlos como lo hace diariamente desde que nacieron.

Ese día el padre solicitó convivencia con los pequeños, por lo que ella se la concedió, perdiendo todo contacto con la niña y niño que hoy están privados de su madre por decisión del padre.

Francisco, un empresario de materiales de construcción ha violentado en diversas formas a su esposa, por lo que ella, después de doce años de matrimonio decidió terminar con ese círculo que la mantenía inmersa en un contexto de diversos tipos y modalidades de violencia.

Intentando proteger a sus niños de un ambiente de violencia que pueda dañarlos en forma permanente, decidió divorciarse lo cual despertó el enojo del empresario, quien decidió separar arbitrariamente a los pequeños de su madre.


Ella los extraña, ellos la necesitan. Son una niña de cinco años y un niño de tres años de edad, de quienes la madre solo ve fotos que le envía el sustractor.

Lo que ocurre a Isadora y a sus pequeños tiene nombre, se llama violencia vicaria, concepto que ha estado en reflexión en algunos congresos por la necesidad de legislar y sancionar esa conducta que constituye un patrón cuando las mujeres deciden terminar una unión civil violenta, y esto produce la ira de su pareja quien hace hasta lo imposible por incrementar el control, el daño e impedir vertiginosamente que la víctima concrete su decisión de divorciarse o separarse.

Hoy Isadora se quedó con ganas de ver a sus pequeños. El abrazo que soñó la dejó con los brazos abiertos, pero vacíos. No pudo escucharlos y expresarles palabras amorosas como hubiera querido, gracias a que un juez decidió conceder el amparo a un padre que actuó ilegalmente al sustraer a sus hijos y al privarlos violentamente de su madre.  

ES VIOLENCIA VICARIA UN PATRÓN EN SONORA: ABOGADA DE VÍCTIMAS

La abogada de víctimas Sofía Adame acompañó a Isadora Palacios, madre de una niña y un niño, a quienes no ha visto desde el pasado 24 de diciembre, cuando su esposo Francisco –de quien se encuentra separada-  se los llevó para convivir con ellos, y ya no los devolvió con su madre.

Sofía Adame. Foto: Silvia Núñez Esquer

La asesora jurídica explicó que Isadora está siendo víctima de violencia vicaria, concepto que, si bien no se encuentra descrito como delito en la ley ni en el código penal, se explica como la presión que ejerce el agresor sobre la madre cuando ésta decide separarse o denunciar la violencia de género sistemática que él ha ejercido durante la relación.

Esto se concreta cuando el padre sustrae a los menores en forma ilegal para hacer sufrir a la madre, sin importar si las niñas y niños también resultan afectados.

En el caso de Isadora Palacios el padre de sus hijos ha intentado también desprestigiarla a través de narrativas en donde habla de situaciones y comportamientos de ella que nunca ha podido probar pues no han existido, comenta.

“La ha acusado de uso de drogas, de alcoholismo, a pesar de que ha salido bien en sus exámenes tanto físico toxicológico, como psicológico”, apuntó.

Este día se decidiría si los pequeños volvían a la custodia de su madre, ya que hoy se presentarían las pruebas que indiquen con quién están mejor si con su madre o con su padre.

Sofía Adame lamenta que según su experiencia como abogada de víctimas mujeres de violencia familiar y de género, la violencia vicaria se ha convertido en un patrón que se repite día a día pues nadie apoya a las mujeres, a pesar de las leyes y reglamentos de protección de sus derechos.

Peor aún, los derechos de niñas y niños están completamente omitidos por parte de ministerios públicos y operadores de justicia en general, pues las madres son obligadas a facilitar la convivencia de niñas y niños con los padres agresores, en algunas ocasiones perpetradores de abusos sexuales contra éstos a los que la madre pretende proteger, sin ser secundada por las autoridades.

Adame considera que en Sonora se protegen y garantizan principalmente los derechos de los hombres, pasando por encima del derecho a una vida libre de violencia de las mujeres, y del principio de interés superior de la niñez, pues ante todo se garantiza la voluntad del hombre, aun si éste es un agresor de género.

“Por el solo hecho de ser hombre tiene privilegios. Siguen los pactos patriarcales, sigue la revictimización contra las mujeres y la niñez, como es el caso de Isadora, a quien no le dan la razón, aunque la tenga”, reflexiona.

Colectivas acompañantes. Foto: Silvia Núñez Esquer

Se violentan los derechos de niños y niñas, pues el hecho de que le quiten a su mamá de repente, ya es un trauma, hay un daño psicológico. También son víctimas indirectas al ser llevados y retenidos por el padre, no porque los quieran y porque vayan a estar a buen cuidado, sino porque es un narcisista y un psicópata, busca ocasionar un daño a la madre, lamentó.

Al salirse la víctima de círculo de la violencia, para el agresor esto es inadmisible y busca dañarla mediante lo que más quiere, que son las hijas e hijos.

Todo esto ocurre porque no existen leyes que sancionen la violencia vicaria, siguen faltando varios tipos de violencia que no están incluidas en la Ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, ni en el código penal, indicó Sofía Adame.

 

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