“Las
mujeres son más longevas que los hombres y su situación se complica
debido a que no gozan de
una pensión o jubilación, porque nunca
trabajaron en una actividad que les proporcionara seguridad social; sólo
se ocuparon del cuidado del hogar y de los hijos hasta que éstos
conformaron sus familias, y ahora que son adultas mayores esperarían la
ayuda de otros para vivir la última etapa de su vida. La pregunta
inmediata es ¿cómo subsisten?, ya que en ocasiones sus ingresos son
limitados”, afirma Angélica Navarro Ochoa, en su trabajo sobre
vulnerabilidad, trabajo y salud de mujeres de la tercera edad que
publicó en la revista de El Colegio de Sonora región y sociedad, no. 68.
La
autora de este artículo de investigación examina la situación de las
adultas mayores desde un enfoque de género, y muestra la complejidad de
las relaciones que construyen para enfrentar la desigualdad, el
empobrecimiento y una mayor vulnerabilidad, en comparación con los
hombres.
El
trabajo contribuye a visibilizar la situación riesgosa y vulnerable de
esta población, y los resultados muestran que existe una relación entre
sus padecimientos y el exceso de trabajo físico que realiza. Por tanto,
la condición de vida de los ancianos es vulnerable, debido a
circunstancias familiares, culturales y económicas, que se reflejan en
pobreza, abandono y marginalidad. Continúa información
Fuente: El Colegio de Sonora
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