Pueblo chico, infierno narco
Natalia
Mendoza y sus conversaciones del desierto
Silvia
Núñez Esquer
|
Natalia Mendoza Rockwell |
El amor de
nieta hizo regresar a Natalia Mendoza Rockwell al olor familiar de Altar,
Sonora. Al abrir los ojos a la adolescencia, cambió la rica vida cultural e intelectual
de la Ciudad de México y la opción de irse a vivir a Xalapa, Veracruz con su
madre, a la vida de rancho entre caballos y tardes de calor intenso, nos cuenta
en entrevista. Los
desafíos que se ha planteado como investigadora tienen que ver con reforzar el
gran amor a la tierra de su padre: Altar, Sonora. Su niñez marcó su gusto por
el campo, por los ranchos, por los caballos. El cariño de su abuela y la
aceptación e inclusión como parte de la chamacada de Altar, la atraparon para
siempre, afirma con ojos de añoranza. Descendiente
de una familia oriunda del desierto, pudo convivir verano a verano, y durante
periodos vacacionales escolares con las polvaredas levantadas por los caballos en
las carreras dominicales y el calor ardiente de los días interminables de
verano. Continúa información
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