viernes, 27 de julio de 2012

Pueblo chico, infierno narco

Natalia Mendoza y sus conversaciones del desierto
Silvia Núñez Esquer
Natalia Mendoza Rockwell
El amor de nieta hizo regresar a Natalia Mendoza Rockwell al olor familiar de Altar, Sonora. Al abrir los ojos a la adolescencia, cambió la rica vida cultural e intelectual de la Ciudad de México y la opción de irse a vivir a Xalapa, Veracruz con su madre, a la vida de rancho entre caballos y tardes de calor intenso, nos cuenta en entrevista. Los desafíos que se ha planteado como investigadora tienen que ver con reforzar el gran amor a la tierra de su padre: Altar, Sonora. Su niñez marcó su gusto por el campo, por los ranchos, por los caballos. El cariño de su abuela y la aceptación e inclusión como parte de la chamacada de Altar, la atraparon para siempre, afirma con ojos de añoranza. Descendiente de una familia oriunda del desierto, pudo convivir verano a verano, y durante periodos vacacionales escolares con las polvaredas levantadas por los caballos en las carreras dominicales y el calor ardiente de los días interminables de verano. Continúa información

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